13 de noviembre de 2015

Arnoldo Palacios, Fragmento

Con ocasión de la sentida partida del escritor afrocolombiano Arnoldo Palacios. Reproducimos a continuación un breve fragmento de su obra: Buscando mi Madredediós:


Llegamos. el Maestro Argemiro se sentó, recostado en una silla de cuero contra un guayacán pilar de la casa y que sobresalía un poco de la línea de la pared. Yo había cumplido mi misión, lo cual me parecía importantísimo; mucho más que aquello para lo cual mi mamá y mi papá habían hecho venir al maestro; pues, en realidad lo que iban a tratar era asunto de mayores. Lo fundamental para mi era que yo era útil, que estaba en capacidad de hacer mandados como los otros niños. Sin embargo, no pude desentenderme de lo que iban a decidir. El propio maestro Argemiro, después de cruzarse una frases, discretamente, con mis papa y mi mama, me llamó la atención en tono cariñoso, pero me pareció que como terminante:

"Arnoldo de los santos: ¿te nace ir a la escuela? o quieres prepararte desde ahora para otra cosa en la vida. ¿Qué te dice el corazón? No todos nacimos con la misma suerte, Arnoldo de los Santos. Yo he debido ser minero; pero me dio por estudiar; mi mamá lo comprendió e hizo los sacrificios necesarios para hacer de mi alguien diferente que abriera nuevos horizontes a la familia. A tu tío Arcersio le dio por andar por el mundo y es poeta. Julio Heraclio es marino ¿yTú? ¿hacia qué se inclina tu corazón? Ha habido grandes hombres con defectos físicos: a Cervantes le faltaba un brazo; Lord Byron era cojo, Milton, ciego, Demóstenes, el orador, tartamudo; Marco Fidel Suarez, más pobre que nosotros, fue presidente de Colombia.

También es cierto hay hombres lisiados que no han hecho nada mayor cosa así como individuos bien plantados igualmente oscuros. ¿Qué deseas ser tu en la vida, Arnoldo de los Santos?"

"Primero, me nace ir a la escuela, maestro"
"Está bien irás a la escuela". No había más que hablar.
"Sin Embargo, nos queda un punto sin definir, me parece a mi, compadre Argemiro" -observó mi mamá.
"Yo se a qué se refiere usted, comadre"- aseguró el maestro.
"Se ve que nos entendemos, compa"-dijo mi papá.

Mi mamá:
"Ese es el inconveniente que yo sigo viendo que cómo va a trasladarse a la escuela, de mañanita y de tarde, volver a la casa..., y si lo coge una necesidad estando en clase, permiso, salir rápido y regresar. No es fácil, compadre; no es lo mismo que tener uno sus dos pies. ¿No, compa?"
Convenido. Me llevarían cargado a la escuela, a la entrada, y me traerían a la casa, a la salida.
"Yo me encargaré dél, madrastra" -se apresuró a coger la tarea mi hermana Ernestina; y agregó, sonriendo: "A como lo llevo al río a que me ayude a traer agua..."

Buscando mi Madredediós. Pág. 222-223

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